Después de la tensión y el cansancio de la etapa de ayer, hemos dormido del tirón. La ropa está seca, y hace sol, nuestros estómagos se quejan por habernos saltado la cena de anoche y reclaman un buen desayuno. Empaquetamos todo en las bolsas y éstas en las maletas. Pagamos y nos acercamos a la panadería en la que desayunamos el año pasado. Desayunando en la terraza, con el sol en la cara, el día de ayer parece muy lejos.

Nos despedimos de Saint Lary, por segundo año consecutivo es la escala de nuestro último día. Nos encaminamos hacia el tunel de Bielsa, el camino es viejo conocido. El semáforo de acceso al tunel estaba en verde, y en unos minutos estamos en España, descendemos hacia Ainsa, bordeamos el embalse del Grado, que está muy lleno a estas alturas del verano, Barbastro, Huesca, Zaragoza y a media tarde llegamos a casa. Este año hemos conseguido dejar un día para poder descansar, poner lavadoras y asimilar todo lo que hemos vivido éstas dos últimas semanas.

Este año el viaje no ha sido solo pilotar, ha sido ver historia, sentir el paisaje y sobre todo ser capaces de improvisar, de adaptarnos a las circustancias y salir airosos de las pruebas que nos ha puesto el camino, ha sido un viaje excelente.

Esperamos que hayáis disfrutado con nuestros relatos e imágenes.

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Mañana será otro día, mañana comenzaremos a preparar el próximo viaje.