Siempre he estado ligado a la Nacional V, desde pequeño circulábamos por ella en un Seat 124 ranchera amarillo pollo camino de Cáceres para ver a mis tías, primos y demás familia, ese domingo hacía buen tiempo y decidí darme el gustazo de recorrer lo que queda de ella saliendo desde Cáceres hasta llegar a Almaraz.
Salimos de Cáceres dirección Trujillo y pasadas unas rotondas vemos la señal de N-521, denominación de la ramificación que llega hasta Cáceres desde la N-V. Los primeros kilómetros son un poco incómodos, ya que van paralelos a la autovía A-56 e iremos sorteando rotondas elevadas de salidas de la misma, pero pronto entramos de lleno en el trazado original, que si bien camina un rato paralela a la nueva autovía, luego se desprende de la misma para seguir su curso y de vuelta para volver a encontrarse en diferentes puntos. El firme no está mal ya que hace tiempo que no es castigada por el intenso tráfico de antaño, aunque se nota algo de dejadez típica de las carreteras que aunque fueran principales en otro tiempo han sido sustituidas por las modernas y rectas autopistas. Es una carretera para tomárselo con calma y no por el tráfico ni por los radares sino porque puedes encontrar lugares increíbles, como la reconstrucción de un puente para la trashumancia sobre el río Gibranzos, por ejemplo.
Sin darnos cuenta en el horizonte vemos la cabeza del zorro y sobre ella la fortaleza, antiguo alcázar árabe, construida entre el siglo IX y el siglo XII junto con sus murallas la cual domina la ciudad de Trujillo, ciudad de conquistadores y descubridores, Pizarro, conquistador del Perú, y Orellana, descubridor del río Amazonas. Entramos en Trujillo para tomar la EX-208 dirección Torrejón del rubio / Plasencia, a la altura de la Aldea del Obispo tomaremos el desvío a nuestra derecha para tomar la CV-231 que nos llevará hasta la E-90 o A-5.
Tras pocos kilómetros tomaremos la salida que nos introduce de nuevo en la vieja nacional dirección Jaraicejo. Dejamos atrás los 3 puentes, atravesamos la localidad homónima y curveando llegamos al puerto de Miravete de 666m.
Merece la pena pararse a contemplar el paisaje, con Casas de Miravete en un primer plano, Almaraz en segundo y al fondo majestuosa la sierra de Gredos.
Descendemos rápidamente el puerto y comenzamos a ver los daños colaterales del progreso, en otro tiempo bares de carretera llenos de vida, ahora meros esqueletos, salpican el último tramo de carretera que nos lleva bordeando parte del embalse de Torrejón -Tajo hasta de nuevo tomar la A-5.
Esperamos que os haya gustado!!!.