El día de comienzo de un viaje siempre es emocionante, y el que no se emocione es que no tiene alma. Preparativos, rutas, lecturas, mapas, etc. todo ha quedado en un segundo plano, la escala temporal se define perfectamente entre el antes y el después, ayer T-1 y hoy T+1. Otra característica del inicio de una aventura son los nervios de la noche previa, quieres dormirte lo antes posible para que llegue el amanecer pero esto genera un bucle infinitamente finito que te hace dormir poco, ¿cierto?. Suena el despertador, hoy ninguno se gira, no hay retardo de la alarma de 10 minutos, hoy es el día, ducha, ligero desayuno, vestimenta de romano, últimos aperos en el equipaje, contadores a cero, ninguna mirada atrás y 14 días por delante.

El día nos recibe con un amanecer de postal, rayos de sol entre nubes, tonos naranjas alumbran nuestro camino, nuestro primer objetivo el área 103 de la N-II, una vieja Moto Guzzi, carromatos y pavos reales envuelven al viajero que para a saciar el apetito de la mañana. Una parada de punto y seguido con el estómago lleno y unos cuantos kilómetros por delante por una vieja conocida, la N-II, devoramos kilómetros dejando a los lados conocidos pueblos al alcance de rutas de un día, Sigüenza monumental, Medinaceli y su Arco romano, Calatayud y sus Iglesias mudéjares, el monasterio de piedra y sus cascadas, etc. El plan de viaje se va cumpliendo sin grandes contratiempos, el calor de agosto nos da una tregua sin llegar a sobrepasar los 33º lo cual se agradece teniendo en cuenta que hace un año nos saludaba la misma zona con sus 40º. Después de repostar y refrescarnos encaramos por la autovía dejando atrás Zaragoza, Huesca, Sabiñánigo, Jaca, hasta llegar hasta nuestra primera parada, la estación Internacional de Canfranc, una visita guiada permite recorrer parte de sus dependencias interiores, aunque los andenes y sus exteriores son de libre acceso. La estación está operativa con enlaces con Zaragoza.

Estación de Canfranc

Estación de Canfranc

Estación de Canfranc

Estación de Canfranc

Pirineos

Pirineos

Francia queda apenas a unos kilómetros, ¿túnel o Puerto? Creo que la respuesta está clara, serpenteamos hacia la otrora frontera del puerto de Somport que dormita silenciosa, y en un abrir y cerrar de ojos nos adentramos en Francia, la temperatura de alta montaña se agradece, un descenso rápido nos lleva hacia el valle d’Aspe, la antigua vía de tren que unía con España se cruza innumerables veces en nuestro camino mirándonos desde enormes viaductos, la arquitectura cambia, los pueblos son diferentes, en mi opinión, más ordenados, cuidados, interesantes cada uno en sí mismo. Numerosos carteles de venta de quesos salpican los laterales de la carretera, poco a poco las empinadas laderas horadadas por el río Aspe dan paso a la planicie, tanta belleza ha debido de embriagar los sentidos de nuestro flamante GPS, ya que decide guiarnos por un paraje bucólico pastoril entre viñedos y lomas, bosques y riachuelos que nos retrasan más de una hora, aunque al final, reencontrado GPS y satélites, nos pone en rumbo hacia nuestra primera autopista.

Afortunadamente el límite de velocidad de 130 km/h nos hace recuperar tiempo. Los kilómetros pasan y el objetivo del día se acerca, Bazas (Vasats en gascón), pequeño pueblo en el que destaca su Catedral Gótica del siglo XIII, restos de la muralla y alguna casa del siglo XI. En este viaje no habíamos planificado reservar ningún alojamiento, nuestra experiencia el año pasado y la lectura de crónicas nos aseguraban alojamiento en Camping en numerosos lugares por los que íbamos a pasar, Bazas era uno de ellos, siguiendo las indicaciones llegamos al Camping Le Paradis de Bazas, un 4 estrellas que deparaba la terrible sorpresa de sus baños-duchas-lavabos todo en uno, altamente insalubre y NO recomendable.

Catedral de Bazas

Catedral de Bazas

Casco Antiguo, Bazas

Casco Antiguo, Bazas

Atardecer en Bazas

Atardecer en Bazas

Nos dirigimos al pueblo para cenar, previo agradable paseo, después de 700km cualquier excusa es buena para estirar las piernas, degustamos lo que se iba a convertir en el menú del viaje, una Gallette(salado) o Crepe(dulce). Unos clientes con poca idea de Francés pero con ganas de aprender y unos dependientes con ninguna gana de aprender nada fueron la nota de la cena. Con los estómagos llenos nos retiramos a nuestros aposentos no sin antes intentar conseguir algo de Wi-Fi en la cafetería del Camping mientras bajábamos la espuma a una rubia. Informados de las noticias del día nos enfundamos nuestros sacos dejando un cielo estrellado sobre nosotros, mañana será otro día, bueno, aunque a las 2 de la mañana que se puso a llover y tuvimos que salir a recoger las toallas para evitar peso extra a la mañana siguiente, después de esto Morfeo nos dejó mecernos en sus brazos sin grandes sobresaltos, y ahora sí, mañana será otro día.