Me gustaría que al igual que las hamburguesas, cuando compras algo fuera exactamente como en la foto, aunque supongo que en los hoteles sería más complicado medir ciertos aspectos como olores, texturas, el colchón, etc. Esto viene a que digamos la dupla colchón – somier en donde hemos intentado dormir no era digamos amigable, la cama tenía tendencia a hundirse hacia el medio que a su vez era la zona más blanda por lo que hemos terminado intentando dormir en el borde de la cama, como si estuviéramos cabreados, pero al fin y al cabo hoy es el último día de viaje, aunque me gustaría haber dormido en la habitación de la foto del hotel. El despertador ha sonado temprano, 07:30, aunque hemos remoloneado bastante, como si una fuerza invisible no nos dejase irnos del lugar a sabiendas de que emprendíamos la última etapa de un viaje alucinante.

Conscientes de que algo bueno se acaba ponemos rumbo en busca de nuestro desayuno ya camino de la autopista que nos pone rumbo a la frontera Española, nuestro última Napolitana de Chocolate y Croissant, nuestra última Orangina. Saboreamos estos momentos con calma, sin prisa, aunque algo en nuestro interior también desea llegar lo antes posible a casa. Utilizando jerga baloncestista estaríamos en los minutos de la basura. Un luminoso nos indica que la frontera está a 1h20′. Escoltados a un lado por los pirineos y al otro por campos de cultivo, llegamos a la frontera Española, al último peaje Francés, al otro lado un coche de la Guardia Civil, el cartel de velocidades en vías rápidas, población, etc. nos indica que estamos en España.
Una parada a repostar a las afueras de Vitoria es nuestra primera toma de contacto después de 3 semanas, y en seguida me asalta la tentación, Donuts, un par de Donuts que saben a gloria. Continuamos camino a Burgos, el termómetro asciende lentamente pero constante, hasta los 29º que nos hacen parar para desmontar los chalecos de las chaquetas, hasta ahora siempre hemos estado más cerca de los 20º, realmente desde que salimos de Estocolmo no habíamos pasado de los 25º en ningún momento, y ayer y hoy fueron los dos únicos días en dos semanas que no nos pusimos los trajes de agua en todo el día.
Mientras nos acercamos a Madrid repasamos mentalmente el viaje, mientras pasan los kilómetros disfrutamos de lo vivido, con una sonrisa dentro del casco pasamos el puerto de Somosierra, la carretera se vuelve muy familiar, los pueblos, las curvas, el Sky Line de Madrid se nos muestra.
Son las 4:11 de la tarde y estamos ante la puerta del garaje, mientras se abre nos abrazamos y nos felicitamos por haber acabado un nuevo viaje, una nueva aventura que ahora tocará digerir poco a poco, contar a los amigos, ver las fotos, poner en palabras todas las experiencias, lugares y consejos que podamos haber aprendido a lo largo del viaje y que puedan ayudar a otros viajeros en la medida de lo posible,  al igual que las experiencias de otros antes que nosotros nos ayudaron a llevar a buen puerto esta aventura.
Estamos en casa, mañana será otro día.